Son las literaturas que han marcado la pauta en la que se escribirán las otras literaturas del mundo. Forman la base cultural y social de las civilizaciones actuales. Las más conocidas y estudiadas, aunque no las únicas, son la latina y la griega.El término "clásico" designa el aspecto total que presenta una lengua en el momento de su apogeo literario.
Así, hablamos de español clásico para referimos a la lengua española tal como fue escrita por los grandes literatos de los siglos XVI y XVII (F. Lázaro Carreter). Pero, y es el sentido que nos interesa aquí, también designa el estudio de las lenguas y literaturas griega y latina, tal como lo recoge la filología clásica.
Ya Horacio recomendaba un concienzudo estudio de los exemplaria greca, señalando de este modo lo que para la cultura latina era paradigmático. Los siglos fortalecerán tales indicaciones y, a su vez, las extenderán, incluyendo en lo que es "ejemplar" la lengua, la literatura, el arte y la civilización en general de los dos pueblos: el griego y el romano.
Si intuitivamente la literatura se nos presenta como una colección de textos heterogéneos, una mirada atenta -la del escritor y la del buen lector- comprueba que por un lado, todo texto es único, en tanto que por otro es hasta cierto punto una invención, pero ninguno es enteramente original.
En efecto, la literatura es, de un modo esencial, tradición, continuidad a partir de un texto original. Esto es lo que ha aportado la idea de los "clásicos", la constitución de un punto de partida que establece unos modelos, y la historia de la literatura occidental se configura en la proximidad, también algunas veces, en el distanciamiento de él.
Este momento original, como todo origen, es mítico -como se verá, Homero, el padre mítico fundador, es en muchos sentidos una incógnita-, pero señala un comienzo en este diálogo -"todo es discurso contra discurso", dirá Hölderlin- que es la literatura.
Así, hablamos de español clásico para referimos a la lengua española tal como fue escrita por los grandes literatos de los siglos XVI y XVII (F. Lázaro Carreter). Pero, y es el sentido que nos interesa aquí, también designa el estudio de las lenguas y literaturas griega y latina, tal como lo recoge la filología clásica.
Ya Horacio recomendaba un concienzudo estudio de los exemplaria greca, señalando de este modo lo que para la cultura latina era paradigmático. Los siglos fortalecerán tales indicaciones y, a su vez, las extenderán, incluyendo en lo que es "ejemplar" la lengua, la literatura, el arte y la civilización en general de los dos pueblos: el griego y el romano.
Si intuitivamente la literatura se nos presenta como una colección de textos heterogéneos, una mirada atenta -la del escritor y la del buen lector- comprueba que por un lado, todo texto es único, en tanto que por otro es hasta cierto punto una invención, pero ninguno es enteramente original.
En efecto, la literatura es, de un modo esencial, tradición, continuidad a partir de un texto original. Esto es lo que ha aportado la idea de los "clásicos", la constitución de un punto de partida que establece unos modelos, y la historia de la literatura occidental se configura en la proximidad, también algunas veces, en el distanciamiento de él.
Este momento original, como todo origen, es mítico -como se verá, Homero, el padre mítico fundador, es en muchos sentidos una incógnita-, pero señala un comienzo en este diálogo -"todo es discurso contra discurso", dirá Hölderlin- que es la literatura.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario